En textos de obviedades que muchas veces no sabemos, nos encontramos con la composición de las toallas que usamos para secarnos el cuerpo al salir de la ducha.
No se si les pase pero al menos a mi, elegir toalla para secarme es todo un ritual; elegir la adecuada me lleva tiempo porque me fijo que tan esponjosa es, me fijo en los porcentajes que tiene de materiales porque de eso depende su secado y el olor que queda despues de que la ponemos a secar, me fijo en el color, amo que sean blancas y debe ser de cierto tamaño. ¿Les pasa?
En la estructura de las toallas nos encontramos con una franja que nos indica la dirección de que esa es la parte principal, esto inconcientemente lo asumimos.
Conozcamos más:
La franja que ves en muchas toallas para el cuerpo, generalmente una banda más densa, decorativa o de textura diferente tiene varias razones prácticas y estéticas:
1. Función de diseño
- La franja suele estar tejida con un patrón diferente (como jacquard o rizo plano) para darle un toque decorativo.
- Ayuda a distinguir la parte superior o el diseño de la toalla, especialmente en juegos de baño coordinados.
2. Prevención del encogimiento y deformación
- Esa franja más densa y menos absorbente actúa como un refuerzo estructural, ayudando a que la toalla mantenga su forma después de muchos lavados.
- Reduce el riesgo de que los bordes se deformen o que la tela se tuerza.

3. Facilita el doblado
- Sirve como una guía visual para doblar o colgar la toalla de forma uniforme, especialmente útil en hoteles o spas.
4. Menor desgaste en zonas clave
- Al ser una parte más resistente, protege las áreas donde más se manipula la toalla (como el centro o los bordes superiores).
Ahora cada que veas la franja no está ahí solo como adorno; ayuda a que la toalla dure más y luzca mejor.
Las toallas para secar el cuerpo existen desde hace siglos, aunque su forma y materiales han cambiado mucho con el tiempo. Aquí tienes un resumen histórico interesante:
Los Orígenes antiguos de las toallas
Alrededor del 100 a.C. – 500 d.C.
En civilizaciones como Roma y Grecia, las personas usaban paños de lino o lana después de los baños públicos.
Los romanos, por ejemplo, usaban un «strigil»-una especie de raspador de metal- para quitarse el sudor y el aceite, seguido de un paño para secarse.
Nacimiento de la toalla como la conocemos — Turquía, siglo XVII
Las toallas modernas tienen su origen en Turquía, en la ciudad de Bursa, durante el Imperio Otomano. Se desarrollaron las «pestemal» o «hamam towels», hechas de algodón o lino, utilizadas en los baños turcos (hamam).
Estas toallas eran finas, ligeras y altamente absorbentes, muy parecidas a las toallas de hammam que aún se usan hoy.
Revolución industrial – Siglo XIX
Con el desarrollo de la industria textil, las toallas empezaron a fabricarse en masa, especialmente en Inglaterra y Francia. Se popularizó el uso del rizo de algodón (una técnica que crea pequeñas anillas absorbentes en la tela), lo que dio lugar a la toalla moderna.
Siglo XX – Toalla como parte esencial del baño
Las toallas de cuerpo se volvieron un objeto doméstico común gracias al auge del baño moderno, el algodón accesible y los electrodomésticos como la lavadora.
Las toallas para el cuerpo, tal como las conocemos hoy (de rizo, suaves y absorbentes), existen desde hace unos 150-200 años, pero el acto de secarse con telas data de hace más de 2.000 años.




