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Regularmente se considera a los museos “templos de conocimiento” que pueden intimidar a quien no tenga las herramientas al visitarlos, no obstante el ICOM (2022) lo define como una institución al servicio de la sociedad, abierto al público y accesible, favoreciendo a través de su historia y propósito las condiciones para el aprendizaje.

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En la antigua Grecia, el museion era un templo dedicado a las musas que fungía como centro para que los poetas, escritores y científicos pudieran trabajar.

En la época del Renacimiento se llamó museum a las galerías en donde se reunían piezas de arte y objetos que se consideraban valiosos, para ofrecerse a la vista de los viajeros y visitantes. Fue en ese momento que se le dio una valorización histórica y pedagógica a la colección, sumada al valor económico que ya tenía.

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En primer lugar los museos protegen nuestra historia. Las piezas que resguardan son de interés común, porque nos enseñan sobre nuestra memoria e identidad. Así, a través de sus colecciones podemos descubrir una nueva forma de entender e interpretar la realidad a partir de argumentos críticos que re-valorizan y re-contextualizan las piezas, proporcionándonos una nueva forma de conocimiento alejado del convencional, llámese escuela.

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En un segundo momento, el museo es subvencionado por los impuestos ciudadanos para que los recintos salvaguarden en las mejores condiciones las colecciones, y a su vez, se encarguen de una democratización de la cultura, que significa facilitar el acceso a los recintos con costos adecuados,al mismo tiempo que se debe propiciar el dialogo entre la institución y el espectador a través de un mediador para eliminar las dificultades durante la visita.

Con ello, visitar el museo no solo nos incita a aprender, sino que aboga por el disfrute de las piezas que nos cautivan e invitan a descubrir más.

Y, tú ¿cada cuánto visitas un museo?

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