Viktor & Rolf (2015)

Constantemente hemos leído o escuchado que la moda es arte o que la moda cruza la línea hacia el arte en diversas ocasiones.

El filósofo ingles Sir Francis Bacon dijo que “la moda es solo el intento de materializar el arte en forma viva”, y es que, constantemente, la moda se ha inspirado en el arte para su creación. Además, para nuestra fortuna hemos podido disfrutar de desfiles que parecen un perfomance, como los de Rick Owens; prendas que se configuran con la lógica de la escultura de la mano de Rei Kawakubo; o diseñadores que nos hemos tomado la libertad de llamar artistas por su creaciones, como nuestro icónico Alexander McQueen.

Alexander McQueen (1998) Rick Owens (2025)

Siguiendo esa lógica, los diseñadores holandeses Viktor & Rolf decidieron hacer literal la sentencia de la moda es arte que puedes vestir y el vestido es arte que puedes contemplar en una pared, y en 2015 lanzaron su colección llamada “Wearable Art”, para dejar en claro su postura de Frashion Artist.

Viktor & Rolf (2015)

Las piezas deconstruidas en las prendas plasmaban las pinturas del Siglo de Oro holandés, como el Cisne amenazado de Jan Asselijn, además las versionaban realzando con bordados y relieves las imágenes, estableciendo un dialogo entre el arte y la moda, ofreciendo así un nuevo objeto con lo más relevante de ambos mundos.

El Cisne amenazado (1650), Jan Asselijn

El coleccionista de arte Han Nefkens compro una pieza que donó al Museo Boijmans Van Beuningen en Róterdam, para dejarnos en claro que la moda y el vestido son arte, puesto que la intención creativa va más allá de la funcionalidad de la prenda y se hace hincapié en su función estética, que pretende estimular los sentidos al verla.

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