
Estas semanas, por más que se intentara evadir las noticias, estábamos bombardeados por todos los flancos, incluso nuestros memes trataban del conflicto bélico que se venía gestando semanas y meses atrás.
Nosotros nos preguntamos como un campo semántico de esa magnitud ha permeado en la cultura popular, tanto que el uniforme bélico se ha llevado a las pasarelas como una estética más.

¿De dónde nace la moda militar?
Es bien sabido sobre el racionamiento de tela que se implementó durante la Segunda Guerra Mundial, la industria textil era necesaria para producir uniformes, paracaídas y demás suministros utilizados por la milicia, la moda no era prioridad y se debía vivir con lo que se permitía tener. Así, al final de la guerra no había las suficientes prendas para que los ex-militares pudieran volver a su vida cotidiana. El gobierno inglés por ejemplo, les facilitó el llamado demob suit, pero este no abastecía la demanda.
Además de ello, a los ex-militares estadounidenses se les alentaba a estudiar a la universidad, pero a falta de uniformes o lineamientos de etiqueta, hacían uso de las prendas bélicas que tenían y las incorporaron en su vestimenta cotidiana. Fue en ese momento que se vieron caminando por los pasillos las chaquetas boomber con pantalones caqui y mocasines; jeans con cazadoras y botas; o los monos verdes adaptados con camisetas blancas.

La moda militar fue tan fuerte en las universidades que se instalaron tiendas de excedentes que vendían estas prendas a los civiles, principalmente en las décadas de los 60 y 70 con el movimiento hippie.
Esta tendencia se retomó en los 2000 en las pasarelas como John Galliano con estampado de camuflaje, pantalones cargo y botas de combate. Con ello, las prendas militares pasaron de ser utilizadas por la necesidad a ser popularizadas como una tendencia más.






