En una fusión extraordinaria entre artesanía joyera, precisión relojera y contemplación astronómica, Van Cleef & Arpels presenta una creación que parece suspendida entre el tiempo y el cosmos: un autómata planetario que transforma el movimiento de los astros en una obra de arte animada.

Inspirado por la inmensidad del cielo y el misterio de los cuerpos celestes, este objeto de mesa reproduce con asombrosa fidelidad la danza de seis planetas alrededor del Sol. Gracias a un sofisticado mecanismo desarrollado por la Maison, que incluye un módulo planetario y una animación bajo demanda, es posible observar no solo su posición real en un momento dado, sino también hacer que las estrellas «dancen» a voluntad, una y otra vez.

Bajo una cúpula de vidrio soplado a medida, una escena poética cobra vida: una estrella fugaz, engastada con oro, rubíes y diamantes Serti™ Mystérieux™, emerge para indicar las horas y los minutos en una esfera de 24 horas. A sus pies, una base meticulosamente elaborada revela una secuencia armónica de esferas: desde la indicación de día y noche hasta un calendario perpetuo que muestra el día, el mes y el año. Todo ello acompañado por la melodía precisa y encantadora de un carillón compuesto por 15 campanas visibles a través de una discreta puerta.
Cada planeta, representado en forma tridimensional, orbita en torno al Sol y está envuelto por una cinta de oro con inscripciones inspiradas en cartas celestes del siglo XVIII. La simbología mitológica de cada astro se traduce en materiales preciosos:
Mercurio, en calcedonia y zafiros azules, Venus, con cuarzo rosa, oro rosa y zafiros rosados, La Tierra, engastada en jaspe verde y zafiros de dos tonos, acompañada por una Luna de perla, Marte, en piedra lunar y zafiros rosados, Júpiter, con un corazón de jaspe rojo rodeado de oro amarillo y diamantes, Saturno, con su característico azabache y anillos de zafiros y oro blanco.

Cada detalle está impregnado del savoir-faire y la sensibilidad narrativa que distingue a Van Cleef & Arpels: un tributo a la contemplación, a la belleza del universo y al diálogo eterno entre el cielo y la tierra.
Con esta pieza, la Maison vuelve a confirmar que en su universo, el tiempo no solo se mide: se sueña, se escucha y se observa en movimiento.




