Por: Mariana Castelán Jiménez.

Nos sentamos a platicar con Karla Casillas. Una mujer visionaria, con un corazón sensible y una mente que ha transformado la industria de las bodas destino en México y en el mundo. Su presencia transmite serenidad y fuerza, como esas olas de Los Cabos que parecen avanzar con determinación pero también con armonía.

En esta entrevista con Rrevista, hablamos de pasión, procesos creativos y de cómo la esencia personal se convierte en marca. Fue un viaje entre recuerdos, aprendizajes y silencios reveladores, esos que ella tanto aprecia porque le permiten escuchar su voz interior.

Hablamos de todo y de nada a la vez: de música, de moda, de la importancia del silencio, y de cómo un tropiezo del destino la llevó a descubrir la vocación que la ha hecho trascender fronteras. Con el pretexto de su trayectoria, exploramos la mente y el espíritu de una mujer que ha convertido cada boda en una experiencia de vida.

Karla Casillas no solo diseña eventos, construye memorias y crea universos donde el amor se celebra con la grandeza de lo auténtico.

¿Cómo es Karla cuando no es empresaria?

—Me encanta esa pregunta. Mira, cuando no estoy trabajando, me gusta sumergirme en la música. Según mi estado de ánimo viajo a diferentes épocas: los 80 para recordar mis inicios, los 90 para mis atrevimientos y el house cuando quiero entrar en trance creativo.

En cuanto a estilo, soy fan del sportswear y loungewear, algo relajado pero siempre arreglada. También me apasiona la fotografía, disfruto leer sobre ella y practicarla. Y algo muy importante para mí es el silencio: esos momentos en los que desconecto del ruido externo y me escucho a mí misma.

Tu nombre es sinónimo de excelencia, pero ¿cómo comenzó tu historia en el mundo de las bodas?

—Curiosamente, fue un tropiezo de la vida. Una amiga con un restaurante recibía preguntas sobre cómo organizar bodas y me pidió ayuda. Al principio dije que no, pero me convenció y terminé apoyándola.

Mi obsesión por el orden, la comunicación y la responsabilidad me hicieron conectar con la idea. Poco a poco descubrí lo creativo y lo estético, y así comenzó este camino que con el tiempo se volvió mi profesión y mi pasión.

Si hoy te encontraras con esa Karla que recién empezaba, ¿qué le dirías?

—La vi, de hecho. Recuerdo que estaba muy triste porque no sabía hacia dónde iba. Pero cuando tuve mi primer evento y sentí ese “clic”, le dije: “Todo va a estar bien”.

Trabajas con clientes de todo el mundo. ¿Qué significa para ti representar a México en esta industria?

—Nunca lo pensé así hasta un momento de silencio en el que me detuve y dije: “Soy mexicana y lo logré”. Fue un instante muy poderoso. México es muy querido: su cultura, colores, música, comida. Siempre hay un elemento mexicano en las bodas, ya sea un mariachi, un tequila o detalles artesanales. Llevar mi esencia mexicana a eventos internacionales me llena de orgullo.

¿Qué define una boda destino “lifestyle”?

—Es seguir la esencia y estética de la pareja, no un protocolo rígido. No todas las bodas tienen que seguir el mismo orden de pasos. Creamos programas únicos, adaptados al ADN de cada persona, para que vivan una experiencia auténtica y memorable.

En tantos años, ¿alguna boda o anécdota que te haya marcado?

—¡Muchas! Una novia a la que el pastel se le embarró en el cristal del auto; otra en la que el novio se arrepintió el mero día; bodas en lugares remotos que me enseñaron a diseñar procesos de emergencia. Cada boda tiene algo único que me marca y me enseña.

Convertir tu nombre se en una marca no es nada fácil . ¿Cómo fue ese proceso para ti?

—Al principio no quería ponerle mi nombre. Mi empresa se llamaba Ibaha Romance Wedding, pero los clientes empezaron a buscarme como “las bodas de Karla Casillas” y así nació la marca. Fue orgánico: ellos me dieron esa identidad y con el tiempo se convirtió en mi sello.

¿La confianza y la reputación pesan más que la publicidad en tu industria?

—Ambas son importantes, pero la confianza y el legado que te dan tus clientes y colegas te llevan más lejos. La publicidad ayuda, claro, pero sin confianza no hay marca sólida.

¿Qué tendencias marcarán las bodas de destino en los próximos años?

—Yo no me rijo por tendencias, porque son efímeras. Prefiero enfocarme en la esencia de cada cliente, en que su boda sea atemporal, que la vean en el futuro y digan: “Esto soy yo”.

¿Qué consejo le darías a un joven wedding planner?

—Que aprenda de todo: la cultura de las ceremonias, el proceso, el diseño, la comunicación con proveedores y el respeto hacia cada servicio. Tener un buen equipo es esencial. No se trata solo del resultado final, sino de que detrás haya orden, respeto y amor por lo que haces.

¿Qué temas te gusta compartir en tu podcast?

—Lo humano. No lo mecánico, sino las decisiones, los aciertos y errores que nos hacen conectar. Quiero que al escucharme, la gente vea a la persona detrás de la marca.

Si tuvieras que dejar una frase a quienes te leen, ¿cuál sería?

—Nunca dejes de creer en ti. Escucha esa voz interior y busca tus señales.

Karla Casillas no solo organiza bodas; crea experiencias que trascienden. Con un sello mexicano y una pasión inquebrantable, ha llevado su nombre a convertirse en marca y referente mundial. Su historia nos recuerda que el éxito no nace de seguir tendencias, sino de escuchar la esencia, creer en uno mismo y trabajar con amor.

En un mundo donde las modas pasan, la visión de Karla Casillas permanece: bodas que cuentan historias y celebran la vida.

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