Por: Camila Tirado

Duramos tres años y medio, jurábamos amor eterno, un amor de película y, de repente, todo se
esfumó, no de la nada, fue una ruptura anunciada, yo terminé la relación y pensé que me iba
a sentir mejor, al final el ego habla, pero no cura el corazón.

Han sido días muy difíciles, tal vez para los demás se sienten como días normales, que simplemente pasan, pero para mí han sido los 19 días más
largos de toda mi vida, 19 días en los que he tenido subidas y bajadas, en los que he sentido que me muero, 19 días durmiendo poco, casi un mes sin ver a mi ex novio…qué difícil es llamarlo así, después de creer que tenía la vida resuelta junto a él, que tal vez lo llamaría esposo, no ex, es difícil mandar todos esos planes construidos a un archivo del cual te tienes que olvidar y borrar, han sido días en los que llorar parece la única cosa que sé hacer bien.

Casi un mes de no comer, de no reír, de no querer procesar esa ruptura porque si no sueltas sientes que ese amor aún vive en ti, un mes lleno de miles de emociones y miedo, sientes que no puedes estar peor, que ya pasaste ese bache horrible de tu vida y que no vas a volver a sentir ese dolor y de repente llega un día en el que lo extrañas más, en el que piensas en lo que hubieran vivido juntos y
recaes, cuando sientes que diste tres pasos hacia adelante, retrocedes seis, sientes que no puedes salir de
ese círculo vicioso de extrañar, 19 días en los que sientes que no puedes dejar de hablar con él, pero claro,
¿cómo vas a sentirte tranquila dejando de hablar con alguien que te acompañó tres años y medio, en tus
mejores momentos, en tus logros, cumplieron sueños juntos, pero también estuvo en tus fracasos, en
momentos donde no había nadie más, solo él, que su compañía fue como tu bastón y aprendiste a
caminar acompañada de él, con su apoyo, te ayudó a sentirte más ligera y ahora tienes que aprender a
caminar sin ese bastón, con ese peso, con caídas, cojeando y tal vez necesitando ese apoyo?

Es difícil y duele, sientes que nunca va a dejar de doler, haces todo para que duela menos, borras fotos, meditas, te distraes, haces ejercicio, escribes como una loca y al final llega la noche y sientes ese enorme vacío, esa
necesidad de buscarlo, pero tienes que ser fuerte, tienes que luchar con tus propios pensamientos para
mantenerte “cuerda” y sí, hay días en los que logras no llorar, no extrañarlo tanto, pero hay días en los que
sientes que sin él no puedes seguir, es un sentimiento que nunca habías vivido, un dolor en el pecho
inexplicable.

Es tan real cuando la gente dice que le duele el corazón, solo te lo quieres arrancar y dejar de
sentir dolor, agrégale que estoy pasando por una depresión, empezando un tratamiento psiquiátrico y
también traigo una desregulación emocional, todo se siente al mil por ciento, todo se siente como una
pesadilla y tu cuerpo te pide despertar de ese horrible sueño.

Van pasando los días y aunque tienes el acompañamiento y apoyo de toda tu familia y amigos, sientes que
nunca vas a volver a ser esa mujer radiante de la que él se enamoró, sientes que nunca vas a recuperar esa
sonrisa que te caracterizaba, pasas los días pensando en cómo la estará pasando él, si te extraña o te
piensa un poco, mínimo una tercera parte de lo que tú lo piensas, porque, ¿cómo alguien que estuvo al
pendiente de ti, contigo tantos años, de la nada ya no te piensa? Es muy complicado lidiar con esos
pensamientos, solo le pides a la vida que te permita dejar de pensar por cinco minutos, apagar tantito tus
sentimientos para encontrar calma, pero no lo logras.

También hay días muy buenos, en los que amaneces y parece que lo superaste, que todo quedó en el
pasado y ya no lo extrañas, sientes odio, hasta rencor, ¿cómo alguien que decía que me amaba tanto ahora
se está preocupando solo por él? ¿Por qué no le importa cómo me siento yo? Y tu mente te ayuda un poco
a no pensar tanto en esos momentos bonitos, te acuerdas de esos momentos no tan buenos y terminas el
día pensando que saliste ilesa, que ahora él te va a extrañar.

Empiezas el contacto cero:

“Ahora sí, no quiero saber nada de ti ni tú de mí”. Pero ¿cómo? Si antes nos avisábamos hasta a qué hora íbamos al baño, ahora no solo tienes que luchar contra tus sentimientos,
también tienes que luchar contra esas ganas enormes de verlo, hablarle y creer que viéndose todo se va a
solucionar, pero logras salir adelante.

Logras ver que sin ese contacto no es tan fácil que exista una crisis emocional, una recaída, no te sientes tan vulnerable, sí, lo extrañas pero por primera vez en meses sientes un
poco de paz en ti, reconectas con esa mujer que eras antes de él, y sí, no es la misma, esa mujer tenía 20 años
y estaba totalmente enamorada del amor, creyendo que iba a ser el único amor de su vida, viviendo
experiencias totalmente diferentes, ahora esa mujer tiene 24 años, ha trabajado en ella, ha cumplido metas
individuales y está completamente enfocada en su crecimiento personal.

Sientes que sin él no eres la misma, que hacían la dupla perfecta estando juntos, pero te demuestras que no es tan malo caerte bien, que a veces sí es bonito tener solo nuestra compañía, cuesta trabajo enorme darte cuenta de que él solo fue una persona que pasó por tu vida por alguna razón, algo tenía que cumplir contigo o tú con él y muchas veces no vemos la ventaja de este desamor o ruptura, pero ¿crees que una mujer débil hubiera aguantado tanto dolor en menos de un mes?

Yo creo que no, una mujer débil no se hubiera parado todos los días a seguir luchando a pesar de
sentir que se muere, una mujer débil no hubiera entregado un amor incondicional aún sintiéndose cansada,
una mujer débil no estaría buscando ayuda diaria para crecer como persona y claro, eso habla del tipo de
mujer que eres.


Me encantaría decir que encontré la receta secreta para olvidar sin rencor, sin dolor en el proceso y que hay
un tiempo exacto en el que encuentras paz, pero no es así, cada día es completamente diferente, en el que sin
querer te demuestras lo capaz que eres para afrontar esos días de locura, esa tristeza extrema, en los que no
te das por vencida, no sabes de dónde sacas tanta fuerza, viniendo de un cuerpo tan pequeño, pero ahí estás,
parada frente a frente con esta ruptura, decidiendo a diario luchar y salir adelante. Solo queda darle tiempo al
tiempo, agarrarte fuerte de tus amigos, familia y ayuda que tengas cerca (psicólogo, psiquiatra, meditación,
guías) y agradecerle a la vida por permitirte vivir esta experiencia tan dolorosa pero llena de aprendizaje, llena
de un dolor inmenso pero también rodeada de amor puro, constante y genuino.
Solo me queda decir, gracias, gracias, a ti, por enseñarme a amar, por enseñarme a ser novia, gracias por ser
mi mejor amigo y cómplice, gracias por dejar la vara tan alta, pero sobre todo gracias, porque sin esta ruptura
no me hubiera dado cuenta de que me necesitaba tanto, necesitaba verme de frente y aceptar que sola
también me caigo bien, que necesitaba reencontrarme, simplemente gracias por tanto…

Tendencias