Moda y Arte siempre de la mano, en este caso, el característico color azul ultramarino del artista francés del Neodadaísmo Yves Klein. Yves hijo de artistas, se adentró al mundo del arte a temprana edad, a ello se sumó su fascinación por la inmensidad y el vacío del cielo y el mar. De ahí partió su interés por la monocromía con colores como el rosa y dorado, pero el azul y la potencia que este tenía, hizo que Klein lo adoptara como parte de su esencia de artista.

El azul Klein comenzó en 1956, mientras estaba de vacaciones en Niza conoció al vendedor de pinturas Édouard Adam, y experimentó para preservar la luminiscencia del color, pues los pigmentos azules solían perder su intensidad al mezclarse con otros materiales y Klein buscaba un azul que fuera tan intenso que pareciera vibrar.

Este Azul se vio 1957 en la exposición de Klein en Milán, incluía 11 pinturas monocromáticas azules sin enmarcar, el comienzo de su «Revolución Azul»; en otra ocasión lanzó al cielo 1,001 globos azules para celebrar la inauguración de una de sus exposiciones, esto lo llevo a patentar el International Klein Blue (IKB) en 1960, y a partir de ese momento comenzó a incorporar el Azul Klein en todo tipo de objetos, pues tenía una presencia casi táctil.

La moda se fascinó por el color y lo adoptó como una declaración que logra traducir las emociones en la prenda y trasciende el diseño convencional, dejándonos fascinados cada que lo vemos en pasarela.

El azul está cargado de simbolismo, fue considerado un color para lo sagrado y divino, era un tono asociado con la espiritualidad, la protección y la conexión con lo trascendental. De ahí que Klein lo considerara un puente hacia lo inmaterial, una manera de entender la inmensidad. Para él, el Azul Klein era un vehículo para experimentar el vacío y el infinito.

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