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El internet es un espacio liminal, un no-lugar, en el que podemos expresarnos con libertad e incluso construir una identidad completamente ajena a nuestra realidad. En los últimos años, en las redes sociales ha surgido un nuevo lenguaje: más informal, más conciso y profundamente contextual. Críptico para quienes no cuentan con presencia en redes sociales.

Este lenguaje ha comenzado a incorporarse al arte. A través de técnicas tradicionales como el óleo y otras contemporáneas como el aerógrafo, los artistas documentan la incertidumbre, el absurdo y el humor de tiempos actuales. Las obras oscilan entre lo moderno y nostálgico; lo familiar y lo desconcertante; lo entrañable y extraño. La confusión y el contraste aportan ligereza y, en muchos casos, humor. 

Julia de Ruiter, artista originaria de Toronto, explora en su trabajo su experiencia creciendo con el internet. En su exposición reciente, Touch Grass, presentada en OCAD University, plasma su experiencia al hablar con extraños a través de skype, Kik e instagram. En sus obras, de Ruiter ilustra sus intentos por encajar durante la niñez, aborda la incel culture y reflexiona sobre cómo esta ha influido en su percepción de los hombres. 

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Para de Ruiter, existe una cultura elitista que rodea a la pintura al óleo y al mismo tiempo considera que la cultura digital es un tipo de contenido bajo. Al fusionar ambos medios, de Ruiter busca que el espectador se detenga a contemplar la imagen durante más tiempo del que le dedicaría en su teléfono. 

En un contexto de creciente alienación provocada por las redes sociales, este tipo de arte se presenta como una oportunidad para conectar con otros que comparten y comprenden el mismo lenguaje digital.

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